LAS ALPUJARRAS: DONDE SE PARA EL TIEMPO

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LAS ALPUJARRAS: DONDE SE PARA EL TIEMPO

Hoy os voy a hablar de uno de los lugares con más encanto de Andalucía, donde el tiempo se para y se vive slow life en un entorno natural: Las Alpujarras granadinas. Cuando subes en coche hacia allí y vas perdiéndote cade vez más arriba entre las montañas, parece que te teletransportaras a otro mundo. En Pampaneira nos dan la bienvenida con un cartel donde se lee “Viajero quédate a vivir con nosotros”, promulgando su hospitalidad. Y hallamos otros donde se afirma “Uno de los pueblos más bonitos de España” y puedo corroborrar que es verdad.

A nosotros nos encanta ir allí. Es nuestro lugar de desconexión, allí nos sentimos como en “nuestro segundo hogar”. Fuimos por primera vez hace muchos años, primero en pareja, y luego con la llegada de nuestros hijos, en familia y así disfrutar todos juntos. A continuación os contaré más de nuestra experiencia familiar allí.

Para nosotros el mejor lugar para hospedarse es el Cortijo Trancemora, situada en Mecina Fondales. Tiene tres casas independientes: “Por Alegrías”, “Por Soleares” y “Por Bulerías”. Este cortijo fue construido por sus dueños, María y Javier, y le han otorgado un carácter especial y diferente a otras casas rurales en las que hemos estado. Se nota que las construyeron con mucho cariño y cuidan todos los detalles para que te sientas como en casa.

La primera vez que fuimos allí acababan de inaugurarlo, a principios de 2001. María nos contó que allí se hospedó el director Fernando Colomo y el equipo técnico de la película “Al sur de Granada”, durante todo el tiempo que duró el rodaje. Desde entonces hemos vuelto allí en 5 ocasiones y desde que somos padres 5 veces más. Es un sitio ideal para que los niños estén en contacto con la naturaleza.

Nosotros nos quedamos en “Por Bulerías”, que es la casa más grande con capacidad para 5 personas. Lo primero que te llama la atención de la casa es que no hay habitaciones, todo está en el mismo espacio (excepto el baño) pero todas las zonas están totalmente delimitadas: el salón, la zona de la chimenea, la cocina y el dormitorio. Y también la decoración: los muebles de la cocina están pintados a mano con colores vivos y los elementos decorativos de la casa parecen antigüedades (como una vieja trompeta y una radio antigua…). Con un estilo rústico y a la vez moderno, han cuidado todos los detalles para hacerte sentir como en tu hogar.

Otra cosa que me encanta es que está llena de libros. ¡Hay libros de todo tipo!: de feng shui, recetas, revistas de viajes y decoración, en otros idiomas… y lo que más me gustó es el rincón de lectura infantil.

En una casa de este tipo no puede faltar la chimenea. Dentro de las casas no se pasa nada de frío, todas están equipadas con calefacción. Pero a pesar de todo nos encanta encender la chimenea y disfrutar viendo la danza de las llamas.

Si el interior de la casa es acogedora, por fuera también lo es. Justo en la entrada de la casa hay un porche que te invita a sentarte a leer un libro o simplemente disfrutar de las vistas. Y tiene una amplia zona exterior perfecta para que los niños se entretengan: piscina (para el verano), estanque con cascada e incluso un gallinero. 

En el estanque disfrutaron jugando  a pescar los pececillos de colores.

E ir a ver a las gallinas era visita obligada para los niños.

Incluso les dieron de comer hierba.

Y si quieres salir de la casa puedes dar un paseo por los alrededores.

El camino desde Mecina Fondales hasta el Cortijo Trancemora se llama “Camino del Trance”.

Sobre esta época los almendros están llenos de flores anunciando el próximo comienzo de la primavera.

¡El paisaje es precioso!

Si quieres ir más lejos podéis coger el coche y visitar los pueblos de los alrededores. Siempre podéis preguntar a María y Javier y os recomendarán qué pueblos podéis ver y dónde podéis comer.  Nosotros fuimos el año pasado a Bubión.

Sus calles son empinadas y sus casas escalonadas con tejados planos de pizarra .

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Nos encantó pasear por sus calles y descubrir sus rincones con encanto.

Y en sus comercios puedes encontrar desde productos de cerámica, jarapas, telares, cestería…

hasta productos alimenticios alpujarreños como quesos, jamones, embutidos, vinos, miel, chocolate…

Otra visita obligada cuando se va a Las Alpujarras en invierno es ir “a ver la nieve”. Solemos subir con el coche dejando atrás los pueblos  y avanzamos por la carretera de montaña. Sierra Nevada, justo en frente,  cada vez se ve más cerca. A más altitud más probabilidad de encontrar nieve.

En las últimas ocasiones que hemos ido nos ha costado encontrarla. Con el buen tiempo la nieve se derrite y es más difícil encontrar zonas para poder jugar con los niños.

Deslizarse en trineo, tirarse bolas de nieve, hacer un muñeco de nieve o “hacer un ángel de nieve” son algunas de las divertidas actividades que podéis hacer allí.

Tanto los niños como nosotros disfrutamos mucho y hasta yo me animé a “hacer el ángel de nieve”.

Para ir a comer María y Javier nos recomendaron la pizzería “La Cueva de Mora Luna”.

Situado en el mismo Mecina Fondales, así que podéis ir dando un paseo desde la casa rural.

Su decoración parece salida de una cápsula del tiempo lo que le da un encanto especial al local.

¡Y qué decir de sus pizzas caseras! ¡Estaban riquísimas!

Durante nuestra estancia en la casa celebré mi cumpleaños. A pesar de no haber tarta sino bizcocho de zanahoria casero, sí hubo vela y pude pedir mi deseo.

Y aprovechamos para jugar a juegos de mesa en familia tanto dentro de la casa como fuera.

En la foto inferior jugamos a Time´s Up Kids.

Y en el exterior pudimos jugar a bastantes juegos gracias al buen tiempo que nos acompañó.

Bajo estas líneas aparece “Eduyoga”, un juego de cartas para hacer yoga con niños.

Y aquí uno de los peques juega a Speed Cups… No podemos evitarlo, ¡nos encantan los juegos de mesa!

Si queréis tranquilidad, estar en un entorno natural y encontrarse a uno mismo este es vuestro sitio. Es el mejor lugar para acabar con el estrés y conectar con nuestro “yo interior”. Y los niños conectan con la naturaleza y desconectan de dispositivos móviles. ¡Las Alpujarras es el paraje donde se para el tiempo! Nosotros estamos deseando volver. ¿Y vosotros? ¿Habéis tenido la fortuna de visitarla? Vuestros comentarios son siempre bienvenidos.

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